EJERCICIO DE LA NOVENA A NUESTRA MADRE DEL CARMEN


Oración preparatoria

Nos hemos reunido hoy para honrar a la Santísima Virgen. Nuestras oraciones y nuestros cánticos serán la expresión más clara del amor que profesamos a nuestra Madre, la “llena de gracia,” la ”bendita entre todas las mujeres”, nuestro amparo y nuestro camino para llegar a Jesús. Ella acepta complacida nuestro homenaje, que es a la vez, homenaje a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nuestra vida y nuestra salvación; así como acepta también el propósito que hacemos  de imitarle fielmente en sus virtudes.

 

Recemos tres Avemarías  con las siguientes jaculatorias:

 

Salve, Virgen Pura,  
del Carmelo, Madre;        
tus tiernas miradas  
vuelve a tus cofrades.

1.Salve, Reina y Virgen Pura, 
hoy elevan con fervor  
los que por tu vestidura  
somos hijos de tu amor.

2.Salve tu que bondadosa,
ante el trono del Señor,  
eres madre cariñosa  
que imploras nuestro favor.

3.Salve, oh dulce Madre mía,  
por la dicha sin igual,  
que a tus hijos, algún día,  
en el cielo les darás.

Reflexión

Pídase la gracia que se desee alcanzar.

Oración final: Te pedimos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de la Santísima Virgen María, Madre y Reina del Carmelo, para que, bajo su protección, lleguemos a Cristo, Monte de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén


REFLEXIONES PARA CADA DÍA

Día 1.- (7) El escapulario y la vida cristiana

“Nadie ignora, ciertamente de cuanta eficacia sea para avivar la fe católica y reformar las costumbres el amor a la Santísima Virgen, Madre de Dios, ejercitado principalmente mediante aquellas manifestaciones de devoción que contribuyen de un modo particular a iluminar las mentes con celestial doctrina y excitar las voluntades a la práctica de la vida cristiana.

            Entres éstas debe colocarse, ante todo, la devoción del Escapulario de los Carmelitas, que por su misma sencillez  está al alcance de todos, y por los abundantes frutos de santificación que aporta, se halla extensamente divulgada entre los fieles cristianos”. (Pio XII: 11-2-1950).

Día 2.- (8) El escapulario y la salvación

            “No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna, en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen; se trata, en otras palabras, del más importante entre todos los negocios y el modo de llevarlo a cabo con seguridad.

            Es, ciertamente, el santo Escapulario una especie de librea mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios.

Mas no piensen los que visten esta librea que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y a la desidia espiritual, ya que el Apóstol nos advierte:” Trabajad vuestra salvación con temor y temblor”(Fil 2,12).(Pío XII 11-2-1950).

Día 3.- (9) El Escapulario es una devoción y una forma de culto.

Prueban lo primero, incluyéndolo entre las prácticas y ejercicios de piedad marianas, recomendados por el Concilio Vaticano II, las palabras de Pablo VI: "Creemos que entre estas formas de piedad mariana deben contarse expresamente el Rosario y el uso devoto del Escapulario de Carmen”. Y añade tomando las afirmaciones de Pío XII: “Esta última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual”. Quienes usan el Escapulario, deben recordar que representa el compromiso de seguir a Jesús, como María, el modelo perfecto de todo discípulo de Cristo. Este compromiso tiene su origen en el bautismo que nos transforma en hijos de Dios.

También destaca entre las más antiguas formas de culto, especial y necesario a María Santísima, que cooperan a que «al ser honrada la Madre, sea mejor conocido, amado, glorificado el Hijo, y que a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamiento» (L.G. 66). La celebración de la Virgen del Carmen, 16 de julio, está entre las fiestas «que hoy, por la difusión alcanzada, pueden considerarse verdaderamente eclesiales» (Marialis Cultus 8).

(De la Carta del Papa Juan Pablo II a los Carmelitas con motivo del 750 aniversario del Escapulario.)

Día 4.- (10) El Escapulario, compendio de virtudes cristianas

            Todos los Carmelitas, religiosos y seglares, reconozcan en este memorial de la Virgen, un espejo de humildad y castidad; vean en la forma sencilla de su hechura,  un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esa librea que visten, día y noche, significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino; reconozcan por fin en ella, su consagración al Corazón sacratísimo de la Virgen Inmaculada, por Nos recientemente recomendada”(Pío XII : 11-2-1950).

Día 5.- (11) Por vestir el escapulario pertenezco a María.

 “En el signo del Escapulario se evidencia una síntesis eficaz de la espiritualidad mariana, que alimenta la devoción de los creyentes, haciéndoles sensibles a la presencia amorosa de la Virgen Madre en sus vidas. El Escapulario es esencialmente un «hábito». Quien lo recibe viene agregado o asociado en un grado más o menos íntimo a la Orden del Carmelo, dedicada al servicio de la Virgen para el bien de toda la Iglesia. ¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por el amor que nutro hacia la celeste Madre común, cuya protección experimento continuamente.”

(De la Carta del Papa Juan Pablo II a los Carmelitas con motivo del 750 aniversario del Escapulario.)

Día 6.- (12) El escapulario, fuente de gracias.

Desde el día de la Promesa del Escapulario, ¡cuantas almas –aun en circunstancias desesperadas- han debido su conversión, a última hora, y su eterna salvación, al Escapulario del que estaban revestidas!

            Así mismo, ¡cuántos en los peligros del cuerpo y del alma han sentido, gracias al Escapulario, la protección de María!

La devoción al Escapulario ha hecho descender sobre el mundo un río inmenso de gracias espirituales y temporales” (Pío XII: 6-8-1950).

Día 7.- (13) El Escapulario nos empuja a hacer el bien

“Por medio del Escapulario yo pertenezco a vuestra familia del Carmelo; y aprecio muchísimo esta gracia como seguridad de una especialísima protección de María

            La bendita imagen de la Virgen María que nos presenta el santo Escapulario nos empuja a la vida de un fervor religioso, de dulzura, de castidad, y nos anima a la confianza y a la paz.

            Pues bien: en medio del mundo, de los apegos, de las dificultades, he aquí en todo ello a nuestra Madre, la Virgen Santísima del Carmen.

            La devoción hacia ella se convierte en una necesidad, más aún, me atrevería a decir que es una exigencia dulcísima la que nos lleva a la Virgen del Carmen” (Juan XXIII).

Día 8.- (14) El Escapulario y el Rosario

            Estímense en mucho las prácticas y ejercicios de devoción a la Santísima Virgen recomendadas por el Magisterio de la Iglesia en el correr de los siglos, entre las cuales juzgamos un deber citar el Rosario mariano y el devoto uso del Escapulario del Carmen.

            Este mismo Escapulario solía adornar el noble pecho de los héroes de América Latina, forma de devoción que, por su misma sencillez, acomodada a todos los entendimientos, adquirió amplia difusión entre los fieles, con gran fruto espiritual” (Pablo VI: 2-2-1965).

Día 9.- (15) Los Carmelitas y la contemplación de María.

Las distintas generaciones del Carmelo, desde los orígenes hasta hoy, en su itinerario hacia la "santa montaña, Jesucristo nuestro Señor" (Misal Romano, Colecta de la Misa 16 de julio), han tratado de plasmar la propia vida sobre el ejemplo de María. Por esto, en el Carmelo y en toda alma movida por un tierno afecto hacia la Virgen y Madre Santísima, florece la contemplación de la que, desde el principio, supo estar abierta a la escucha de la Palabra de Dios y obediente a su voluntad (Lc 2,19.5 1). María, de hecho, educada y plasmada por el Espíritu (cfr. Lc 2,44-50), fue capaz de leer, en la fe, su propia historia (cfr. Lc 1,46-55) y, dócil a la inspiración divina, "avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino permaneció de pie (cfr. Jn 19,25), sufrió profundamente con su Unigénito y se asoció con entrañas de madre a su sacrificio" (LG. 58).

 

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