EJERCICIO DEL VIA CRUCIS
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.
ORACIÓN
Señor Jesús, queremos seguirte en el sendero de la cruz con fe y con amor. Que la reflexión y la contemplación de tu pasión y muerte, nos haga más generosos en acoger nuestra cruz y en sufrir contigo y por Ti, para poder un día ser acogidos en tu Reino de luz y de gloria. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
1ª ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Insistían con grandes gritos, pidiendo que fuera crucificado, y el clamor iba en aumento. Entonces Pilato pronunció la sentencia que ellos reclamaban. Soltó al que estaba preso por agitador y asesino, según ellos mismos exigían, y entregó a Jesús a su voluntad. (Lc 23, 23-25).
Reflexión. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y Jesús callaba... “Como cordero, llevado al matadero, permaneció mudo y no abrió la boca” (Is 53,7). “Siendo insultado, no respondía con insultos, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia” (1Pe2, 23).
Nosotros huimos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Concédeme, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el silencio, cuando alguien me haga sufrir.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Amante Jesús mío, ¡ oh cuanto te ofendí ! ; perdona mi extravío y ten piedad de mí, y ten piedad de mí.
2ª ESTACIÓN: JESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Porque con tu santa cruz redimiste al mundo
Lectura. “Entonces, los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!”; y después de escupirle, cogieron la caña y lo golpearon en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar” (Mt 27, 27-31).
Reflexión. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame, convertir mi cruz de cada día, en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: A Ti levanto mis ojos
3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Jesús, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados. Él soportó la cruz, sin miedo a la ignominia, en lugar del gozo que se le proponía (Hb 2, 18; 12, 2)
Reflexión. Tú caes, Señor, para redimirme; para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino junto a Ti!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Perdón, Señor, hemos pecado
4ª ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, - ¡ y a ti misma, una espada te atravesará el alma !- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”.
Reflexión. Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, encuentra a su Santísima Madre. Con inmenso amor se cruzan sus miradas. El alma de María queda anegada en lágrimas por la amargura de su Hijo.
¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor! (Lam 1,12).
En la oscura soledad de la pasión de Jesús, María ofrece a su Hijo un bálsamo de ternura, de amor y de fidelidad.
De la mano de María, también nosotros queremos consolar a Jesús, aceptando siempre la voluntad de su Padre, y Padre nuestro del cielo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Sálvame, Virgen María
5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Cuando lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron la cruz de Jesús para que la llevara detrás de él. (Lc 23, 26).
Reflexión. Concédenos, Señor la gracia de socorrer a nuestro prójimo que sufre, de compartir la cruz de los otros, de experimentar que así caminamos contigo. Danos la gracia de reconocer que, precisamente compartiendo tu sufrimiento y los sufrimientos de este mundo, nos hacemos servidores de la salvación.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Camina pueblo de Dios, camina pueblo de Dios. Nueva ley, nueva alianza en la nueva creación (bis).
6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Según la tradición, una mujer se abrió paso entre los soldados que escoltaban a Jesús en el camino del Calvario y enjugó con un velo el sudor y la sangre de su rostro. El rostro de Jesús quedó impreso en el velo.
Reflexión. La Verónica representa a tantas mujeres sensibles y generosas, capaces de renunciar a cualquier cosa con tal de estar al lado de las personas que sufren. Ayúdanos, Señor, a tener el valor de la Verónica para manifestar nuestra solidaridad con Cristo, acudiendo allí donde hay un rostro que limpiar, una tristeza que aliviar o una herida que curar. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Alma mía recobra tu calma
7ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Cuando era insultado no devolvía los insultos, y maltratado, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios, que juzga justamente. Él mismo, subiendo a la cruz, cargó con nuestros pecados para que, muertos a nuestros pecados, empecemos una vida santa. (1 Pe 2, 23-24).
Reflexión. Caes, Señor, por segunda vez. Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación? El camino hacia Dios es como una subida al Gólgota, un levantarse nuevamente después de cada caída, no para volvernos atrás, sino para seguir adelante.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Levanto mis ojos a los montes: ¿de donde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra (bis)
8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí. Llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos”. (Lc 23,27-28).
Reflexión. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellas un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres.
Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Danos un corazón
9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. (Is 53,5)
Reflexión. Jesús cae por tercera vez. Su debilidad era extrema y excesiva la crueldad de los verdugos. Jesús se desploma bajo el peso de la cruz. Los verdugos le ayudan a levantarse para que pueda llegar a la colina de la crucifixión. Enséñame, Señor, a saber encontrarte a ti y a sacar de ti, en la oración, la fortaleza necesaria para que, con humildad, también yo sepa levantarme y reemprender con entusiasmo mi camino.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Llorando los pecados tu pueblo está, Seño. Vuélvenos tu mirada y danos el perdón (bis).
10ª ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Cuando los soldados crucificaron a Jesús, se repartieron sus ropas en cuatro partes iguales, una para cada soldado. Se apoderaron también de su túnica, que era sin costura, de una sola pieza. Se dijeron entre ellos: “No la rompamos; echémosla más bien a suertes, a ver a quien le toca” Así se cumplió la Escritura, que dice: “Se repartieron mi ropa y sortearon mi túnica”. Fue lo que hicieron los soldados. (Jn 19, 23-24)
Reflexión. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Perdón, Señor, hemos pecado
11ª ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Cuando llegaron al lugar, llamado de la Calavera, lo crucificaron a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Mientras tanto, Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc 23,33-34)
Reflexión. Si aquellos que mataron al Hijo de Dios pueden ser perdonados, todos pueden ser perdonados. Señor, enséñanos a vencer en nosotros y en los demás, cualquier tipo de odio o de rencor. Enséñanos a vencer el mal con el bien. Que el anuncio del perdón que tú has proclamado desde la cruz crezca y se propague en el corazón de todos los hombres.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Pueblo mío, qué te he hecho
12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Hacia el mediodía, se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. En ese momento, la cortina del templo se rasgó por la mitad, y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Y, dicho esto, expiró. El centurión, al ver lo que había pasado, comenzó a alabar a Dios, diciendo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Lc 23, 44-47).
Reflexión. Fue la voz de un pagano la que proclamó esa verdad de fe que nosotros confesamos: “¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!” Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por salvarme. Concédeme, responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, y por la de todos mis hermanos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Quien al mirarte exánime
13ª ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. Siendo ya tarde, vino un hombre rico de Arimatea, que se llamaba José, que también se había hecho discípulo de Jesús. Fue donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús, y el gobernador ordenó que se lo entregaran (Mt 27, 57-58).
Reflexión. San Alfonso Mª de Ligorio, comentando esta estación, dice:” una vez que hubo expirado Jesús, dos de sus discípulos, José y Nicodemo, bajaron de la cruz el cuerpo de Jesús y se lo entregaron a su santísima Madre. Concédenos, Virgen María, la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad, para que también nosotros, como tú, sepamos perseverar bajo la cruz hasta el último suspiro”.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Alma mía recobra tu calma
14ª ESTACIÓN: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. José de Arimatea bajó el cuerpo de la cruz y lo envolvió en una sábana, que había comprado y lo puso en un sepulcro, excavado en roca (Mc 15,46).
Reflexión. El sepulcro es término de toda esperanza humana. Jesús, como todos los hombres, es colocado en una tumba, signo de las tinieblas, del fin de todo. Pero su cuerpo, colocado en la tierra, será como una semilla que producirá el fruto de la vida.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO: Perdón, oh Dios mío
15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA DE LA MUERTE
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
Lectura. El ángel dijo a las mujeres: “No temáis. Ya sé que buscáis a Jesús crucificado. No está aquí; ha resucitado tal como lo había anunciado. Venid a ver el lugar donde lo habían puesto, y después id a decir a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos y que va delante de ellos, camino de Galilea; allí lo veréis. Esto es lo que tenía que deciros”. (Mt 28, 5-8).
Reflexión. El primer día después del sábado resucitó Jesús y volvió a brotar la esperanza. En su resurrección quedó vencida la muerte, el pecado y el mal. En su resurrección brilla nuestra vida renovada en el misterio de la Pascua.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CANTO : Victoria, tu reinarás
CONCLUSIÓN. H I M N O Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el ”Nombre- sobre- todo- nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
CANTO: ¡ GLORIA, HONOR A TI, SEÑOR JESÚS !
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