San Juan de la Cruz, Sacerdote Carmelita       y Doctor de la Iglesia

 

Juan de la Cruz, llamado Juan de Yepes Álvarez, nació en Fontiveros,   provincia de Ávila (España), sobre el año 1542. Fueron tres hermanos: Francisco, Luis y Juan. Su padre, Gonzalo de Yepes, murió cuando Juan era muy pequeño. La familia quedó sumergida en una gran pobreza. Para colmo de males resultó que, al casarse Gonzalo con Catalina, que era de una clase social “inferior”, fue desheredado por sus padres y tuvo que ganarse la vida como tejedor de seda.  

Catalina, su madre, se trasladó a tierras toledanas con sus hijos y se dirigió a  los parientes de su padre, Gonzalo, solicitando ayuda para poder sobrevivir. Estuvieron en Torrijos y Gálvez, pero la cosa no les fue bien. Regresaron a Fontiveros, primero, después a Gálvez, a Arévalo y, finalmente, a Medina del Campo. Aquí asistió Juan a un Colegio de niños pobres, llamados los Doctrinos. Comenzó a aprender el oficio de tejedor, pero como no tenía cualidades para ello, lo dejó y entró más tarde a trabajar como criado del director del Hospital de La Concepción de Medina del Campo. Al mismo tiempo fue alumno externo del Colegio de los Jesuitas. Así pasó Juan siete años.

JUAN DE LA CRUZ INGRESA EN LA ORDEN DEL CARMEN

El año 1563, con 21 años, Juan ingresa en el Convento de los Carmelitas de Santa Ana de Medina del Campo, como novicio, y al año siguiente profesa como religioso con el nombre de Juan de San Matías.

Juan pasa a Salamanca y estudia tres años de Filosofía en la Universidad Pontificia, como alumno ordinario, y uno de Teología. Después de terminar con éxito sus estudios de Teología fue ordenado de sacerdote el año 1567. Las gracias que recibió tras su ordenación sacerdotal le encendieron grandes deseos de un mayor retiro y pensó ingresar en la Cartuja.

Santa Teresa estaba, por entonces, fundando conventos de la rama reformada de las Carmelitas y, cuando oyó hablar de Juan de San Matías en Medina del Campo, la santa se entrevistó con él y quedó admirada de su espíritu religioso. Le dijo que Dios le estaba llamando para santificarse en la Orden de Nuestra Señora del Carmen. También le dijo que el Prior General de los Carmelitas, Padre Rubeo, le había dado permiso para fundar Monasterios de Monjas, tantos como pelos tenía en la cabeza, y dos conventos reformados para hombres y, que él debía ser el primero en unirse a esta gran labor. San Juan aceptó la propuesta de Santa Teresa, pero le pone como condición, que no se tarde mucho.

TERESA DE JESÚS Y JUAN DE LA CRUZ INICIAN LA REFORMA DEL CARMELO

En 1568, vuelto de Salamanca, continúa dialogando con Santa Teresa sobre la nueva vida carmelita. Le acompaña en la fundación del Convento de Monjas en Valladolid y se informa, detalladamente, de todo. Una vez terminado, aquella especie de noviciado, Juan parte para Duruelo (Ávila) y comienza a adaptar la casa que han regalado a la Santa para que sea el primer convento reformado de los frailes. Oficialmente se inauguró el 28 de noviembre de 1568.

Juan de la Cruz fue nombrado maestro de novicios en Duruelo y con este cargo pasó a Mancera, alrededor de 1570. En este mismo año marcha a Pastrana (Guadalajara) y organiza el noviciado. Poco después vuelve de nuevo a Mancera. En abril de 1571 es nombrado Rector del Colegio de Alcalá de Henares. Al año siguiente es requerido por Santa Teresa, que se encuentra de Priora en Ávila, y le pide que sea confesor de aquel gran monasterio de la Encarnación. Aquí pasa cinco años y se hace famoso por el ejercicio de exorcista contra los malos espíritus.

De Ávila lo sacan los Carmelitas mitigados y lo llevan preso al Convento de Toledo.

En 1577, el Prior Provincial de los Carmelitas de Castilla mandó a San Juan que retornase al convento de Medina del Campo. El santo se negó a ello, alegando que había sido destinado a Ávila por el Nuncio del Papa. Entonces el Prior Provincial envió a un grupo de hombres armados, que irrumpieron en el convento de Ávila y se llevaron a San Juan, por la fuerza, y lo trasladaron a Toledo.

Como San Juan rehusase abandonar la reforma, lo encerraron en una estrecha y oscura celda y lo maltrataron. Esta prisión duró, alrededor de nueve meses.

Mientras tanto comienzan a surgir grandes dificultades entre Carmelitas Descalzos y Carmelitas mitigados o de la antigua observancia.

Aunque el Prior General, Padre Rubeo, había autorizado a Santa Teresa para llevar a cabo la reforma de la Orden, los frailes mitigados o de la antigua observancia, consideraban esa reforma como una rebelión contra la Orden; por otra parte, hemos de reconocer también que algunos de los Carmelitas descalzos carecían de tacto y exageraban sus poderes y derechos. A todo lo dicho se unía, el que tanto el Prior General, como el Capítulo General y los Nuncios papales, daban órdenes que, a veces, eran contradictorias o llegaban tarde a conocimiento de los interesados. 

La reforma de la Orden del Carmen a la que se lanzaron Teresa y Juan, no fue con intención de cambiar la Orden sino, más bien, con intención de restaurar y revitalizar su cometido original, el cual se había mitigado mucho.

FECHAS Y CARGOS QUE OCUPÓ SAN JUAN DE LA CRUZ

San Juan asiste en 1578 al capítulo de los Carmelitas Descalzos en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), en el que es nombrado Superior del Convento del Calvario (Jaén). En 1579 funda un Colegio de la Orden en la ciudad de Baeza y ejerce de Rector.

Los Carmelitas Descalzos se habían independizado de sus hermanos, los Carmelitas de la Antigua Observancia por medio del Breve «Pia Consideratione» del papa Gregorio XIII en junio de 1580.

La nueva Provincia contaba con doce Conventos de frailes y doce Monasterios de monjas con cuatrocientos frailes y doscientas monjas.

De los 28 años que vivió Juan de la Cruz como religioso Carmelita, ejerció gran número de veces como Superior de distintas Comunidades Carmelitas. Actuó, en todo momento, con un gran espíritu de caridad y de celo apostólico. Fue, muy extensa, la obra espiritual del Santo, como muy bien muestran sus escritos.

La mayor parte de sus obras las escribió cuando era Vicario Provincial de Andalucía.

Siendo Fray Juan el primer Definidor General de la reforma del Carmen, sufrió la mayor oposición y difamación de su Orden. Por esta causa padeció gran persecución dentro y fuera de su Orden.

Juan de la Cruz vivió con gran ejemplaridad su vida religiosa. Durante los años de su gobierno destacó por su paternidad en el ejercicio de su cargo. Sobresalió como Capellán, como Confesor y como director espiritual, etc. etc.

Destacó además por su celo apostólico, por su dedicación al estudio, por su caridad para con los pobres y por sus numerosos e incansables viajes. Sus súbditos suelen decir de él que “fue un gran prelado” (superior).

En 1567, antes de ser ordenado de sacerdote, el Capítulo Provincial lo nombra prefecto de estudiantes del Colegio de San Andrés de Salamanca. En 1569, Juan de la Cruz, con 27 años, es nombrado subprior y primer Maestro de Novicios de los Carmelitas Descalzos.

Y tal día como hoy de 1581 hay un Capítulo en Alcalá de Henares para la erección de los Carmelitas Descalzos como Provincia independiente de los Carmelitas mitigados.

En este Capítulo fue elegido como primer Prior Provincial de los Carmelitas Descalzos el Padre Gracián de la Madre de Dios y como tercer Definidor el Padre Juan de la Cruz.

Tras la muerte de Santa Teresa de Jesús en 1582 se produjo una división entre los Descalzos sobre el verdadero espíritu de la reforma que continuó en aumento. Mientras que Juan de la Cruz apoyaba la política de moderación del Prior Provincial, Jerónimo de Castro, el Padre Nicolás Doria pretendía independizar absolutamente a los Descalzos de los de la Antigua Observancia.

Más tarde, fray Juan de la Cruz es elegido Prior del Convento de Los Mártires de Granada. Con el paso del tiempo es elegido dos veces más para este cargo. En 1985 lo nombran Vicario Provincial de Andalucía. Juan de la Cruz dedicó gran tiempo de su mandato a corregir ciertos errores como la salida frecuente de los frailes del convento.  Él defendía que la vocación de los Carmelitas Descalzos era esencialmente contemplativa. Esto provocó algunas protestas contra él.

Mientras tanto, las ideas del Padre Nicolás Doria iban ganando terreno y el Capítulo General que se reunió en Madrid en 1588, obtuvo de la Santa Sede un breve o notificación en el que autorizaba una separación, aun mayor, entre los Descalzos y los Mitigados.

Al venerable Padre Jerónimo Gracián se le privó de toda autoridad, a pesar de las protestas, y se nombró Vicario General al Padre Nicolás Doria.

El Padre Juan de la Cruz fue elegido primer Definidor y tercer Consiliario de la Consulta.

En 1590 se realiza un Capítulo General extraordinario en el que San Juan se enfrenta, abiertamente, con el Padre Nicolás Doria, quien quería soledad y rigor, a toda costa, imponiéndolo con rigidez, oponiéndose a las misiones y también al gobierno de las monjas.

En junio de 1591 se celebra un Capítulo General en el que Juan de la Cruz habló en defensa del Padre Gracián y de las religiosas.

El Padre Nicolás Doria que siempre había creído que San Juan estaba aliado con sus enemigos, aprovechó la ocasión para privarlo de todos sus cargos y lo mandó en agosto de 1591, como simple fraile, al remoto convento de la Peñuela. Aquí pasó San Juan de la Cruz algunos meses, entregado a la meditación y a la oración entre montañas.

En este Capítulo se ofrece para ir a las misiones de Méjico, pero no llega a realizarse su deseo ya que el día 14 de ese mismo año, muere en Úbeda a los 49 años de edad. Su cuerpo fue trasladado a Segovia en 1593.  San Juan sufre, no poco, por causa del Prior de Úbeda, Padre Francisco y por la cruel persecución del Padre Diego Evangelista, a los que en un tiempo de su mandato los llamó al orden y ahora toman venganza.

LOS ESCRITOS DE JUAN DE LA CRUZ SOBRESALEN POR SU SABIDURIA DIVINA Y POR SU BELLEZA LITERARIA

“La doctrina de Juan de la Cruz es plenamente fiel a la tradición antigua: el fin del hombre en la tierra es alcanzar la "Perfección de la caridad y elevarse a la dignidad de hijo de Dios por el amor"; la contemplación no es por sí misma un fin, sino que debe conducir al amor y a la unión con Dios por el amor y, en último término, debe llevar a la experiencia de esa unión a la que todo está ordenado. "No hay trabajo mejor ni más necesario que el amor", dice el santo. "Hemos sido hechos para el amor." El único instrumento del que Dios se sirve es el amor." "Así como el Padre y el Hijo están unidos por el amor, así el amor, es el lazo de unión del alma con Dios".

El amor lleva a las alturas de la contemplación, pero como el amor es producto de la fe, que es el único puente que puede salvar el abismo que separa a nuestra inteligencia de la infinitud de Dios, la fe ardiente y vívida, es el principio de la experiencia mística. 

San Juan no se cansó nunca de inculcar esa doctrina tradicional con su estilo maravilloso y sus ardientes palabras”.                                                        

Los escritos de Juan de la Cruz sobresalen por su sabiduría divina y por su belleza literaria. Este estilo se ve reflejado tanto en sus escritos breves: Dichos de luz y amor, cartas, cautelas y poesías, como en sus obras mayores: Subida al Monte Carmelo, Noche oscura del alma, Cántico Espiritual y Llama de amor viva.

La belleza literaria y la sabiduría divina alcanzan su cima en las poesías.

Fue beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726. Fue proclamado Doctor de la Iglesia por Pío XI el 24 de agosto de 1926.

Su fiesta litúrgica se celebra en la Iglesia el 14 de diciembre.

José Candelario Peralbo Ranchal, O. Carm.

Fuente Bibliográfica:

-Butler, Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.

-Curia de los Carmelitas Descalzos y de los Carmelitas de la Antigua Observancia


SEGUNDA LECTURA DEL OFICIO DIVINO

 

Del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, presbítero 

(Canciones 37, 4 Y 36, 13, declaración) 

 

EL CONOCIMIENTO DEL MISTERIO ESCONDIDO                                                                                                                                                                                                                                                EN CRISTO JESÚS

 

Por más misterios y maravillas que han descubierto los santos doctores Y entendido las santas almas en este estado de vida, les quedó todo lo más por decir y aun por entender, y así hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van en cada seno hallando nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá. Que por eso dijo san Pablo del mismo Cristo, diciendo: En Cristo moran todos los tesoros y sabiduría escondidos, en los cuales el alma no puede entrar ni puede llegar a ellos, si no pasa primero por la estrechura del padecer interior y exterior a la divina Sabiduría.



Porque aun a lo que en esta vida se puede alcanzar de estos misterios de Cristo, no se puede llegar sin haber padecido mucho y recibido muchas mercedes intelectuales y sensitivas de Dios, y habiendo precedido mucho ejercicio espiritual, porque todas estas mercedes son más bajas que la sabiduría de los misterios de Cristo, porque todas son como disposiciones para venir a ella.



¡Oh, si se acabas e ya de entender cómo no se puede llegar a la espesura y sabiduría de las riquezas de Dios, que son de muchas maneras, si no es entrando en la espesura del padecer de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y cómo el alma que de veras desea sabiduría divina desea primero el padecer, para entrar en ella, en la espesura de la cruz!

 

Que por eso san Pablo amonestaba a los de Éfeso que no desfalleciesen en las tribulaciones, que estuviesen bien fuertes y arraigados en la caridad, para que pudiesen comprender con todos los santos qué cosa sea la anchura y la longura y la altura y la profundidad, y para saber también la supereminente caridad de la ciencia de Cristo, para ser llenos de todo henchimiento de Dios.

 

Porque para entrar en estas riquezas de su sabiduría, la puerta es la cruz, que es angosta. Y desear entrar por ella es de pocos; mas desear los deleites a que se viene por ella es de muchos.

Oración

Señor Dios nuestro, que hiciste de san Juan de la Cruz un maestro espiritual para toda la Iglesia; haz que, siguiendo su ejemplo y su doctrina, por la senda de la fe, de la esperanza y del amor, lleguemos a conseguir la perfecta libertad de tus hijos en el Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.





 

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