L A
C U A R E S M A,
una preparación
para la Pascua.
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EL MIÉRCOLES DE CENIZA
Tradicionalmente, el Miércoles de ceniza, recibimos la ceniza en la frente, por
imposición del sacerdote, al tiempo que dice alguna de estas dos fórmulas:
- “Conviértete y cree en el Evangelio”, o esta otra:
- “Recuerda que eres polvo y has de volver al
polvo”.
1.-EL MIÉRCOLES DE CENIZA comienza la
Cuaresma. En
las Misas de este día, el Sacerdote bendice e impone la ceniza, que se ha
obtenido tras quemar los ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior.
Con el rito de la ceniza se quiere expresar la caducidad de
la condición humana y - una llamada a la conversión.
Durante
la Cuaresma, la Iglesia nos invita a volver nuestro
corazón a Dios, luchando contra el maligno. Para este combate nos ofrece tres armas: la oración, la limosna y el ayuno..
Por
la oración miramos a Dios y nos dejamos transformar por Él.
Por
la limosna “abrimos el corazón a los hermanos y compartimos nuestros
bienes”.
Por
el ayuno “salimos de nuestro egoísmo y caminamos en la libertad de
los hijos de Dios”.
La
Cuaresma es, pues, una invitación a vivir en la verdad, dejándonos
transformar por el Señor, para vivir en la libertad de los hijos de Dios.
La
Cuaresma se caracteriza por la sobriedad y el recogimiento. Los
ornamentos sagrados de este tiempo son morados,
como signo de penitencia. Sin embargo, en el 4ºDomingo
de Cuaresma, se hace una invitación a la alegría a través de
la antífona de entrada de la Eucaristia que dice: “Laetare
Jerusalem…..Alégrate, Jerusalén”. Con esta expresión se quiere
significar la alegría que siente el cristiano por la cercanía de la Pascua. Como signo de ello usamos los
ornamentos de color rosa.
Durante el tiempo de cuaresma se
suprime el aleluya y el gloria en la Misa.
Nuestra
madre, la Iglesia, tiene establecidos como días de ayuno y
abstinencia de carne: el miércoles de ceniza y el viernes Santo.
Y como días de sólo abstinencia,
todos los viernes de Cuaresma.
-La ley del ayuno obliga a todos
los mayores de edad, hasta los 59 años cumplidos.
- La ley de la abstinencia de
carnes obliga desde los 14 años cumplidos.
* * *
A
partir del siglo IV, se comenzó a celebrar la Cuaresma de un modo
parecido al que tenemos ahora.
El
nombre de Cuaresma hace referencia al número 40 y tiene un gran
simbolismo bíblico. Aparece como un
tiempo de preparación para celebrar el gran acontecimiento de la Pascua.
Así, pues, en la Biblia se habla de los 40 días del diluvio universal, de los
40 días que permaneció Moisés en el Monte Sinaí antes de recibir las Tablas de
la Ley, de los 40 años que pasó Israel en el desierto hasta llegar a la tierra
prometida, de los 40 días de huida del profeta Elías, de los 40 días que dio de
plazo Jonás a Nínive para que se convirtiera, de los 40 días que permaneció
Jesús en el desierto, de los 40 días que transcurrieron entre la Resurrección
de Jesús y su Ascensión a los Cielos.
NOTA.-
Ampliación de este tema: Ver el comentario a la Cuaresma en nuestra Página WEB
del año 2017.
LECTURAS DE LOS DOMINGOS DE CUARESMA. CICLO B
Domingo 1 de Cuaresma Gn 9, 8-15 El
pacto de Dios con Noé salvado del diluvio 1P 3, 18-22 Actualmente os salva el
Bautismo Me 1, 12-15 Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían
Domingo 2 de Cuaresma Gn 22,
1-2.9-13.15-18 El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe Rm 8,
31-34 Dios no perdonó a su propio Hijo Me 9, 2-10 Este es mi Hijo amado.
Domingo 3 de Cuaresma Ex 20, 1-17 La ley
se dio por medio de Moisés ICo 1, 22-25 Predicamos a Cristo crucificado,
escándalo para los judíos, pero, para los llamados, sabiduría de Dios Jn 2,
13-25 Destruid este templo y en tres días lo levantaré
Domingo 4 de Cuaresma Cro 36,
14-16.19-23 La ira y la misericordia del Señor se manifestaron en el
exilio y en la liberación del pueblo Ef 2,4-10 Estando muertos por los pecados,
nos ha hecho vivir con Cristo Jn 3, 14-21 Dios mandó a su Hijo para que el
mundo se salve por él
Domingo 5 de Cuaresma Jr 31, 31-34 Haré
una alianza nueva y no recordaré sus pecados Hb 5, 7-9 Aprendió a obedecer y se
ha convertido en autor de salvación eterna Jn 12, 20-33 Si el grano de trigo
cae en tierra y muere, da mucho fruto
Las lecturas de los Domingos de Cuaresma están muy bien
organizadas y hay que tenerlas en cuenta en su conjunto.
Las
primeras lecturas, tomadas del AT, presentan las Historia de la Salvación en
sus grandes momentos.
Este
año subrayan el tema de la Alianza,
que es fundamental para entender la obra salvadora de Dios: la Alianza con Noé
(1), con Abrahán (2), con Moisés y el pueblo en el Sinaí (3), el castigo por la
infidelidad de Israel (4) el anuncio de la nueva Alianza por Jeremías (5) y la
entrega del Siervo para la reconciliación universal (Ramos). Estos temas
preparan progresivamente la realización plena de la Nueva Alianza en la Cruz y
Resurrección de Cristo.
Las
segundas lecturas no
tienen continuidad entre sí. A veces subrayan el tema del AT, como en los
dos primeros domingos (el diluvio y el sacrificio de Isaac). Y en los cuatro
restantes, anticipan, de alguna manera el evangelio.
Los
evangelios tienen
una coherencia independiente:
a)
Los
domingos 1º y 2º nos presentan los temas clásicos de las Tentaciones y la
Transfiguración
b)
Los
domingos 3º, 4º y 5º están tomados del evangelio de San Juan y vienen a ser una
catequesis de la muerte victoriosa de Cristo: con la imagen del Templo que será
destruido (3), la serpiente que nos salvará (4) y el grano de trigo que muere y
da mucho fruto (5).
c)
Finalmente,
el último Domingo, el de Ramos, se proclama la Pasión del Señor según San
Marcos.
La
línea central de esta Cuaresma, en el ciclo B, es doble:
a)
la Alianza entre Dios y su pueblo, y b)
el misterio de la cruz de Cristo. Dos temas centrales en el
cristianismo.
La
Cuaresma del ciclo B es la Cuaresma de la Cruz. Jesús camina hacia la
cruz.
El
evangelio del 5º Domingo (el grano de trigo), resalta la doble
vertiente de la cruz:
a)
Por una parte, se nos invita a contemplar una muerte real,
trágica, llena de dolor físico y moral, producida por la manera cómo funciona
el sistema de este mundo, ante el que Jesús se enfrenta con la única arma del
amor.
b)
Por otra parte, se nos invita a contemplar una muerte que es
camino de vida; una vida que brotará, fuerte y potente, en la noche de Pascua y
que alimentará para siempre la existencia de los creyentes y de la humanidad
entera.
MENSAJES DE LOS
CINCO DOMINGOS DE CUARESMA
La Cuaresma, al igual que el Adviento, la Navidad, y
la Pascua, son tiempos fuertes del
año litúrgico. Y la mejor manera para celebrarlos es practicando la Lectio Divina y Escrutando las Sagradas
Escrituras..
En
este 5º Blog, explicaremos el
significado de la frase, Escrutar las
Escrituras.
Y en el 6º Blog, explicaremos en qué consiste la LECTIO
DIVINA y el método para practicarla durante este tiempo de Cuaresma.
Los comentarios
bíblicos y las oraciones los tomaremos de la Web de los Carmelitas: http://www.ocarm.org
LÁMPARA ES TU PALBRA
PARA MIS PASOS.
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Dice San Agustín: “Cuantos
aman a Dios y por su piedad son mansos,
buscan en estos libros la voluntad de Dios. Primero los leen para
conocerlos, después escudriñan cuidadosamente lo que dicen, ya sean reglas de vida ya sean reglas de fe”.
San Pablo dice: “Toda
Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, para argüir, para
corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto y esté preparado para toda obra
buena”(2Tim 3,16-17).
Y el evangelista San Juan dice: Muchos otros signos, que no
están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de sus discípulos. Estos han sido escritos para que
creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis
vida en su nombre” (Jn 20,30-31).
Dice Jesús:" Escudriñad las
Escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna, porque ellas hablan de mí
"(Jn 5,39).
ACLARACIONES: Toda Escritura es inspirada por
Dios(2Tim 3,16).
Prejuicios sobre el A.T.- En el A.T. se habla de un Dios justiciero, lejano, terrible y cruel.
Muchos de sus libros hablan de guerras, violaciones, crímenes, divorcios,
prostituciones, poligamia, etc. Sin embargo, en el N.T. se habla de un Dios
misericordioso, compasivo y cercano, ¿Cómo se compagina esto?
- De principio decimos que, no se puede entender el N.T., ni a Jesucristo
sin el A.T. y la Historia del pueblo de Israel.
- Jesucristo es un árbol que
florece en el N.T. pero que tiene sus raíces en el A.T., en toda la Historia de
un pueblo.
- El A.T. es una “Alianza de amor de
Dios con Israel”, alianza que
Israel quebranta muchas veces y que Dios renueva continuamente. En la plenitud
de los tiempos nos la da cumplida en Jesucristo. Dirá Jesús: "Yo soy la Ley y los Profetas”.
Para llegar a conocer verdaderamente estos libros y descubrir en ellos la
verdadera fuente de la vida, es preciso comerlos, degustarlos, y no sólo
aprenderlos y saberlos. ( Paralelismo
con la descripción de una tarta: no basta con saber de qué está hecha sino que
hay que degustarla).
Dios no
escribe, sino que actúa, acontece, se manifiesta
La Biblia no es una serie de normas y leyes que Dios ha dictado para bien vivir sino que nace como consecuencia y fruto de unos
acontecimientos, de unos hechos históricos.
Dios acontece, se
manifiesta y llama, de entre todos los pueblos, a uno diciendo: ¡Israel! Y éste vuelve la cabeza y se
encuentra con Dios que lo ha elegido, que cambia el rumbo de su vida, lo libera
de la esclavitud de Egipto por medio de Moisés y le encomienda una misión: dar a
conocer el nombre de Dios a todas las naciones.
El Génesis: los 11 primeros capítulos del Génesis son un preámbulo a la Historia de
la Salvación. Dios crea al hombre para que sea feliz, someta la tierra y reine
sobre todo lo creado.
Todo lo creado por Dios es bueno. Pero el hombre se separa de Dios (Adán y
Eva), y experimenta la muerte ontológica del ser, no se siente amado. Al
separarse de Dios, se separa del hombre (Caín mata a Abel). El Diluvio
es el símbolo de que toda la humanidad queda sumergida en las aguas de la
muerte, del pecado; que se encamina hacia la destrucción: Babel, guerras,
odios, etc.
Sin embargo, Dios saca del pecado del hombre, la salvación y la vida a
través de las promesas hechas a Adán y a Eva, a Caín (no tocarlo), a Noé (“No
permitiré que la humanidad perezca”, y pone como señal el Arco Iris).
Después de este preámbulo, en el que se
presenta la caída progresiva de la humanidad, Dios pone en marcha su plan de
Salvación para cumplir las promesas hechas a Adán, Caín, Noé, etc., por las que
salvará a la humanidad. Esta historia tiene su comienzo en Abraham. Después Dios elige a Israel del que se deja
conocer progresivamente a través de señales y prodigios. Con la aparición de
Jesucristo se llega a la plenitud y
al cumplimiento de todas las promesas de la Historia de la Salvación.
El gran liturgista, P. Farnés, dice: “Hoy conocemos, mejor que ayer, cómo toda la historia santa camina hacia
Cristo. Las grandes etapas de la historia de la salvación no se comprenden ya
como pequeñas anécdotas aisladas, sino que se sitúan en su dinamismo hacia la
Pascua del Señor y hacia la Parusía final.
La marcha de Israel por el desierto -por poner un ejemplo-, se ve de nuevo, según la más genuina tradición de
los Padres, como figura e inicio del caminar hacia la libertad total, libertad
iniciada por la humanidad con la victoria de Cristo sobre la peor de las
esclavitudes, la muerte, y libertad, cuya realización completa, espera la
Iglesia en la parusía, cuando la humanidad entera sea liberada de la esclavitud
de la muerte (Cf. Rm 8,21).
Bajo esta perspectiva, leer hoy las
luchas y dificultades de Israel por el desierto no es para la comunidad
eclesial, anécdota del pasado, sino contemplación del presente y profecía del
futuro.
Existe un dinamismo interno que invade todo el conjunto de la historia de
la salvación, dinamismo que adquiere un relieve especial en los salmos.
Los Salmos, aunque fueron escritos para situaciones concretas y
como súplicas para crisis determinadas o
acciones de gracias por victorias singulares, deben colocarse en el dinamismo
total de la historia de la salvación; situados así, sobrepasan las limitadas
fronteras de un personaje concreto, de una época determinada o de unas
circunstancias precisas, y adquieren su sentido más pleno de oración por las
luchas del vivir cotidiano o de contemplación profética ante la victoria final
de la humanidad.
Hay que saber contemplar y vivir
las situaciones concretas de los salmistas y apropiarse, incluso sus mismas
expresiones, como oración que nos lleva a una liberación superior, a aquella de
la que ellos nos hablan literalmente; hay que saber entrever, en las victorias
que canta el salmista, la profecía de la victoria pascual que la Iglesia
contempla realizada en Cristo y de la cual suplica participar al fin de los
tiempos.
Los apóstoles, como aparece
en los primeros discursos de los Hechos, anunciaban a Cristo resucitado, casi
siempre, a partir de la contemplación de los Salmos, en los que leían ya la
victoria del Señor (Cf. Hch 2,25-28; 2,34-35; 4,25).
No obstante lo dicho, hay que recordar que, la incorporación a este
dinamismo de la historia de la salvación a través de los salmos, no siempre
resulta fácil, sobre todo, para quienes
han vivido una espiritualidad poco bíblica y poco pascual.
Si, por el contrario, nos sumergimos en el dinamismo de la historia de la
salvación, mirándola en conjunto, como una acción única que va progresando a
través del tiempo, al contemplar las primeras maravillas realizadas por Dios
para salvar a su pueblo, fácilmente descubriremos en ellas los primeros pasos de una liberación
que luego fue progresando hasta llegar a su culminación en Cristo.
Colocados en el interior de este dinamismo, no resultará difícil contemplar en la victoria del rey de Israel sobre
sus enemigos, el preludio de la victoria de Cristo sobre la muerte; en el fin
del exilio de Babilonia, la profecía de la liberación de toda clase de
destierros; en la destrucción de los pueblos enemigos, el anuncio de la
aniquilación definitiva de todo poder enemigo de Cristo y del hombre: dolor,
pecado, muerte, etc.” (P.Farnés. Moniciones y Oraciones sálmicas para Laudes y
Vísperas. Introducción, pp.10-12. Ed.Regina. Barcelona, 1983).
Dice el Apocalipsis que este
libro está sellado con siete sellos y que todos lloran porque nadie es capaz de
abrirlo ni leerlo. Pero aparece un cordero degollado, Jesucristo, y
se le da poder para abrir el libro y sus sellos.
Las Escrituras, sin más, son como un esqueleto, sin vida, son letra muerta.
Para recobrar la vida necesitan un cuerpo con carne y tendones. Ese cuerpo es
la Iglesia, un pueblo que tiene el Espíritu de Jesucristo resucitado y que es
testigo de los acontecimientos que allí se narran. Para un pagano, las
Escrituras no pasan de ser un libro más en el que se narran muchos
acontecimientos heroicos y ejemplos sublimes como el de Jesucristo, que da la
vida por sus enemigos. Pero para él eso no es relevante. Puede que se sienta
cautivado por la belleza literaria, pero nada más.
Estas Escrituras recobran vida en aquellos en quienes se cumplen. Y pueden
cantar y llorar, vivirlas y gozar con ellas porque las sienten como un bálsamo
en su corazón, como una realidad experimentada. Porque los acontecimientos que
aquí se narran son acontecimientos de alguien que ha actuado también en ti, en
tu historia. Si cuando se proclaman no te dicen nada, échate a temblar, porque
es señal de que estás fuera de ellas. Si por el contrario, notas que te dicen
algo, que se cumplen en tu vida, alégrate y canta con júbilo! Esto es lo que
hacemos cada Domingo en la Iglesia tras la proclamación de la Palabra de Dios.
Respondemos con un canto y testificamos que esta palabra es verdadera.
Las Escrituras, sin una Iglesia, sin un pueblo que es testigo de ellas, son
letra muerta. Las Escrituras hay que leerlas todos los días porque son el
alimento del creyente. En ellas están escritas nuestras vidas y en ellas
podemos encontrar la solución de todo cuanto nos sucede. Por esta razón,
conocer las Escrituras es conocerse uno a sí mismo. De aquí que tengamos que
vivir en continuo contacto con ellas, procediendo con mucha humildad, con
objeto de que el Espíritu Santo nos vaya adoctrinando.
Los Padres Orientales dicen que este libro exorciza. Aunque tú no lo
entiendas, los demonios lo entienden y huyen. Las Escrituras serán el consuelo
mayor de tu vida y te moverán a la oración.
José Candelario Peralbo Ranchal, O.Carm


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