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Tras ver el PowerPoint de un ATARDECER y contemplar tanta belleza, en imágenes,
música y colores, me fascinó de tal manera que me inspiró el siguiente
comentario poético.
ATARDECER
Puesta de sol en el horizonte
abrasando la tierra.
Puesta de sol en el horizonte,
destellando rayos de luz
sobre la cerca,
los árboles
y los caminos.
Puesta de sol sobre la ermita,
el girasol y la rueda,
y, muy suavemente,
sobre la casa
del guardián de la finca.
Ofuscado, entre las nubes,
trata el sol de deshacerse,
en su lucha por calentar
bancales de plantas florecidas.
Cinco grajos negros
sobre la baranda de la finca
reciben la luz solar.
Tocando las montañas
e iluminando el río,
avanza la luz del sol,
vistiendo de rojo vivo
las hojas de los árboles,
que encuentra en su camino.
De los surcos de la tierra
emergen los bancales
con plantas de lavanda,
color azul-violeta,
envueltas de fragancia.
Solitario en la playa
de un mar de arenas blancas,
un bello caracol de rayas.
Desde la habitación
se contempla el efecto
del sol que se ha ocultado
cansado de alumbrar,
sembrando el cielo
de rojos arreboles,
y de rosa, el mar.
A la orilla del río
se encuentra ensimismado
un hombre
con caña de pescar.
Sol de despedida
por las montañas,
con tan solo un pedazo
de tierra iluminada.
Una anciana,
con un bastón de caña
y una bolsa,
sonriendo nos mira,
dejando atrás la ermita
que domina la cima.
En la cumbre del campanario
se yergue una cigüeña,
y con el pico en alto,
no cesa ni un momento
de teclear su canto.
Avanza la obscuridad,
pero al trasluz, aun se ve
una parte de la casa,
las nubes, los árboles
y el molino de viento.
A las plantas
de un viejo tronco negro,
dulcemente se abrasan,
blancos tallos de avena,
sobre un fondo naranja.
Niebla sobre un campo florido
de rojos tulipanes
y árboles bruñidos
por los rayos del sol.
Montado en un caballo,
junto a un árbol,
un hombre está embebido,
mirando al sol menguado
y al cielo enrojecido.
El sol,
como un bombo naranja,
se nos va,
y a su lado queda como vigía,
el alminar.
Un poste de luz
con tres farolas luciendo,
y con los brazos abiertos,
un árbol continúa recibiendo
el último aliento del sol.
Anochecido, con luz artificial
de tres farolas ,
se divisa, al final
de un puente de madera,
un ser humano, mirando al mar.
José Candelario Peralbo Ranchal
Atardecer, 10 de junio de 2013
NB.- Leer las estrofas del comentario poético al tiempo que se van pasando
las diapositivas del PowerPoint.
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