L E C T I O
D I V I N A
Domingo 5º de Cuaresma. Ciclo B
Invocación
al Espíritu Santo
La muerte es contemplada en su dimensión de fecundidad, como el grano de trigo. Sólo la muerte, la entrega total, el no aferrarse a nada y para nada, va a dejar al descubierto lo que es Jesús para sí: todo para los demás y para Dios. El grano de trigo debe morir para que germine y dé fruto. Jesús, como grano de trigo, muere y resucita.
Oh
Señor, envía tu Espíritu,
Que renueve la faz de la
tierra.
¡Oh Señor, que mi alma te bendiga!
¡Oh, Dios, tú eres grande!
Vestido de esplendor y belleza.
Oración:
Espíritu de
verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, toda entera, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre
María de Nazaret la convertiste en tierra buena, donde el Verbo de Dios pudo
germinar, purifica nuestros corazones de todo lo que pone resistencia a la
Palabra.
Haz que aprendamos, como Ella, a escuchar
con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la
Escritura, para que custodiándola con perseverancia, produzca frutos abundantes
de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
1.
CUATRO
MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:
1.-LECTIO 2.- MEDITATIO 3.-ORATIO
4.-CONTEMPLATIO
I.-LECTIO.
Leer el texto bíblico
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 20-33
20. Había algunos griegos de
los que subían a adorar en la fiesta. 21. Éstos se dirigieron a Felipe, el de
Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» 22. Felipe
fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23. Jesús
les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. 24. En verdad, en verdad os digo: si el grano
de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho
fruto. 25. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna. 26. Si alguno me sirve, que me siga, y donde
yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le
honrará. 27. Ahora mi alma está turbada. Y, ¿qué voy a decir? ¡Padre, líbrame
de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28. Padre, glorifica
tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le
glorificaré». 29. La gente que estaba
allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un
ángel.» 30. Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será
derribado. 32.Y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
33. Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.
A continuación, hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos
preguntamos:
¿Qué dice el texto?
Comentario bíblico:
a) El contexto:
Estamos al final del
"libro de los signos", que es la clave
interpretativa que usa Juan en su Evangelio y ya se está perfilando el
encuentro mortal entre la clase dirigente y Jesús. Este pasaje es como un
broche entre lo que hasta ahora Juan ha contado y se concluye con esta
aparición de las "gentes" (señalados por estos "griegos") y
lo que está por suceder. Los próximos sucesos Juan los subdivide en dos
ámbitos. El primer ámbito es
el diálogo con sólo los discípulos, en el contexto de la cena pascual (cc
13-17); el otro ámbito será la escena pública de
la pasión y después la aparición del resucitado (cc 18-21). Este episodio, quizás no es del todo real:
quiere señalar que la apertura a las gentes ha comenzado ya con Jesús mismo. No
se trata tanto de andar a convencer a los otros de cualquier cosa, sino de
acoger ante todo su búsqueda y llevarla a la madurez. Y esta madurez no llega
sino con la colaboración de los otros y con un diálogo con Jesús. No se dice si
Jesús ha hablado a estos griegos: el texto parece abreviar la narración,
haciendo llevar pronto a la evidencia a qué "tipo" de Jesús se deben
acercar aquéllos que lo buscan. Se trata del Jesús que ofrece la vida, que da
frutos a través de la muerte. No, por tato, un Jesús "filósofo",
"sabio"; sino ante todo aquél que no está atado a la propia vida,
sino que la ha dado y se ha puesto al servicio de la vida de todos. Los versículos 27-33, que manifiestan la
angustia y la turbación de Jesús frente a la muerte inminente, se llaman
también "el Getsemaní del IV Evangelio" en paralelo con la narración
de los Sinópticos sobre la vigilia dolorosa de Jesús en el Getsemaní: Como
sucede con el trigo: sólo quebrantándose y muriendo puede liberar toda su
vitalidad; así, muriendo Jesús mostrará todo su amor que da vida. La historia
de la semilla es la historia de Jesús, y de todo discípulo que quiere servirlo
y tener vida en Él.
b) Relectura del texto
bíblico: San
Juan 12, 20-23
20 Había
algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
21 Éstos
se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor,
queremos ver a Jesús.» 22 Felipe
fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado
el Hijo de hombre.
24 En
verdad, en verdad os digo: si el
grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho
fruto. 25 El que ama su vida,
la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida
eterna. 26 Si alguno me sirve,
que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me
sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora
mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para
esto! 28 Padre, glorifica tu
Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré». 29 La
gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros
decían: «Le ha hablado un ángel.» 30
Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
31 Ahora es el juicio de este
mundo; ahora el Príncipe de este mundo será derribado. 32 Y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia
mí.» 33 Decía esto para
significar de qué muerte iba a morir.
II.-MEDITATIO:
(Meditación)
Nos
dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué
me dice el texto?
¿Qué
tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?
Tras unos momentos de silencio meditativo (un
cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con
los hermanos.
III.-ORATIO:
(ORACIÓN)
Respondemos
comunitariamente a Dios con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una
oración apropiada para el momento.
SALMO
125
- Dios,
alegría y esperanza nuestra.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
IV.-CONTEMPLATIO
(Contemplación)
Es el punto de llegada, la cual se convierte
en descanso para un nuevo comienzo.
“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los
labios y en el corazón”.
Guarda
alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y
repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la
humanidad con el corazón de Dios.
CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al
Señor y terminanamos recitando la oración del Padrenuestro
ORACIÓN:
Señor
Jesús, te damos gracia por tu Palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad
del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la
fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como
María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la
Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.
Luz de la mañana, de la mar estrella.
Flor radiante y bella, Reina soberana.
Madre que nos amas, Virgen nazarena,
Rosa y azucena,
guarda nuestras almas.
¡Madre que nos amas!
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