Icono Virgen del Silencio


MI EXPERIENCIA SOBRE EL CAMINO NEOCATECUMENAL


Mi experiencia sobre el Camino Neocatecumenal comenzó en 1978, año en el que el Padre Antonio Carmona Márquez, Prior Provincial de los Carmelitas de la Provincia Bética, me destinó a la Comunidad de Begoña, en Madrid.

En el mes de septiembre de 1978 me incorporé a la Comunidad Carmelita de Begoña, en Madrid, donde permanecí hasta el mes de septiembre de 1984.

 

Aquí me nombraron Párroco de Ntra. Sra. de Begoña y compartí trabajo pastoral con el Padre Ramón Cózar Fernández, Padre Luis Ruano Ramírez, Padre Juan José González Mata y Padre Rafael Leiva Sánchez.

El Padre Ramón dirigía los talleres de Oración, atendía a los niños del primer año de Catequesis de primera Comunión y prestaba sus servicios a la primera Comunidad Neocatecumenal.

El Padre Juan José estaba encargado de la Catequesis de Confirmación y de un grupo del movimiento Junior. El P. Juan José era un sacerdote jerezano, joven y alegre, pero dado su estado de salud, no siempre podía mostrar su cara alegre. Padecía insuficiencia renal y recibía diálisis, tres veces a la semana, en la Residencia sanitaria de La Paz. La enfermedad pudo con él y en el verano del curso siguiente falleció en Jerez de la Frontera, su pueblo natal. Descanse en paz.

El Padre Luis Ruano proyectó su servicio pastoral entre los jóvenes de nuestro Colegio de San José y entre los distintos grupos de matrimonios.

La baja del P. Juan José fue suplida más tarde, por la incorporación del P. Rafael Leiva Sánchez quien proyectó su actividad pastoral dando clase de Religión en un Colegio de Religiosas de las Escuelas Pías de Madrid y más tarde en nuestro Colegio de San José de Begoña, sirviendo a las Comunidades Neocatecumenales y animando las misas con el órgano.

Por mi parte, atendía y supervisaba la pastoral sacramental, los cursillos Prematrimoniales y el cuidado del templo. Por este tiempo hacíamos nosotros la limpieza de la Iglesia. Por cierto, el terrazo del suelo del templo era muy basto y había que mezclarle un colorante rojo para que no perdiera su color. Algunos años más tarde se sustituyó este terrazo por un digno embaldosado que es el que actualmente tiene.  En años posteriores yo me incorporé a nuestro Colegio de San José y comencé dando clase de Latín en BUP.

 

El anuncio de unas Catequesis

A principios de octubre de 1978 vino un equipo de catequistas del Camino Neocatecumenal de Madrid y se ofrecieron para dar unas catequesis a jóvenes y adultos y crear una Comunidad.

Por mi parte acepté la oferta y el domingo siguiente anunciaron dichas catequesis en las Misas, tras la homilía del sacerdote.

Las catequesis tendrían lugar los lunes y los jueves, a las 20:30 en una sala de la Iglesia. En total fueron 15 catequesis las que nos dieron y a las que yo asistí, con mucho gusto, con el grupo de la Parroquia. En una de las Catequesis nos explicaron las Sagradas Escrituras y en el encuentro siguiente, vino el Vicario Episcopal de la zona y, en un rito comunitario, se nos hizo entrega de la Biblia de Jerusalén. Este acto resultó muy emotivo y todos salimos muy contentos. Más adelante tuvimos una Celebración Penitencial comunitaria. Una vez terminada, compartimos un ágape con los productos que previamente habíamos puesto en común.

Continuaron las Catequesis y terminaron a principios de diciembre. Tras las catequesis, se nos invitó a una convivencia de tres días, a la que yo asistí. Salí muy entusiasmado y con un gran deseo de formar parte de una Comunidad. En total creo que fuimos unos 26 los que comenzamos la segunda Comunidad Neocatecumenal de Begoña.


Los Catequistas nos dejaron muy claro que en la Comunidad había que mantener continuamente un trípode para que funcionara: 1. La celebración semanal de la Palabra de Dios, previa preparación por un grupo de hermanos; 2. La celebración semanal de la Eucaristía, previa preparación; y 3. La convivencia mensual de la Comunidad.


Recuerdo que aquel primer año preparábamos la Palabra y la Eucaristía con mucho entusiasmo. Asistíamos con asiduidad a la convivencia de mes. No obstante, deseábamos que se dieran pronto, otra vez, las Catequesis, a comienzos del próximo curso para fortalecer así nuestra 2ªComunidad con los nuevos miembros que salieran. Así ocurrió y realmente se notaba en la marcha de la Comunidad.

 

Pasado un tiempo, alrededor de dos años, los Catequistas nos invitaron a hacer los primeros Escrutinios. Todos los hicimos. A través de este paso se nos iluminó nuestra realidad existencial y fuimos descubriendo el sentido de la cruz en nuestra vida y el sentido de los acontecimientos.

 

Yo seguí caminando con esta 2ª Comunidad durante el resto de años que permanecí en esta Parroquia de Begoña.  Cuando quedaba poco tiempo para hacer el paso del “Shemá”, los Superiores me destinaron a otra casa. Así pues, los pasos del Camino los fui haciendo según me iba tocando en la Comunidad en la que caminaba.

Antes de terminar quiero hacer alusión a un doloroso acontecimiento que le sucedió a una hermana de la 1ªComunidad del Camino Neocatecumenal. Lo titulé así:

 

IN MEMORIAM. Recordando a Juanita López.

Un miércoles de mañana, cuando se dirigía a su trabajo e intentaba cruzar el puente que, desde nuestro barrio de Begoña, da acceso al hospital de La Paz, fue atropellada por un autobús que le causó la muerte.

La noche anterior, Juanita estuvo con un grupo de hermanos del Camino Neocatecumenal preparando la Palabra de Dios que, al día siguiente, habría de celebrarse. En una de sus intervenciones, en el grupo, Juanita dijo: “el mañana no nos pertenece”. Y así fue. Sin pretenderlo, Juanita profetizó su muerte. 

      

A mí me afectó mucho este accidente y, como fruto de ello, compuse un pequeño poema en honor a su memoria que, a continuación, reproduzco.

 

 A JUANITA, ROSA TEMPRANA

Como una rosa temprana

se la llevó la corriente

un miércoles, de mañana,

cuando atravesaba el puente.

 

Su cuerpo cayó en la tierra,

sin vida, dolido, inerte,

sin defenderse siquiera

del atropello de muerte.

 

Sirviendo al dios de la prisa,

te matamos los humanos,

pero Dios se abrió en sonrisa

y te estrechó entre sus manos.

 

De este arrebato violento

de la tierra de los vivos

sacó Dios un dulce encuentro

de amor con sus elegidos.

 

¡Juanita!, ¡Cómo te envidio!

ya estás gozando en el cielo

lo que creíste en exilio.

Al fin, se cumplió tu anhelo.

 

Has florecido en otoño

como un milagro de amor,

aquí has dejado un retoño,

no lo olvides junto a Dios.

 

Pide también por nosotros,

por tus hermanos de fe,

que elevando a Dios sus rostros,

te contemplan y te ven.

 

Porque creemos que estás

gozando de amor divino

te despedimos con fiestas

cantando al Dios, Uno y Trino.

 

¡Oh muerte! ¿Y tu victoria,

dónde se esconde, qué ha sido?

Desapareció en la gloria

de Jesús con sus amigos.

 

¡Adiós, Juanita!, hermana,

tu vida es ya, fiesta y canto,

aguardamos al mañana

para abrazarte sin llanto.

 

José Candelario Peralbo Ranchal

Madrid, a 20 de noviembre de 1979

 

A Juana Mari, su hija, a Pilar y Juan,

hermanos en la fe,

para que siempre se acuerden

de que Dios es más fuerte que la muerte.

En nombre de Jesús resucitado,

recibid el abrazo de la paz.

Pepe.

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